2014 12 05
Sentir rozar con la punta de los dedos
el borde del sueño y abrazarme a él.
Sentir cada poro de su cuerpo…
y el placer fue infinito,
alzando un ser alado
al borde del Paraíso no descrito aún
por los versos más laureados…
Humo, noche y soledad…
la luna cegando mi rincón;
-toda para mí-
envidiado por la humanidad
-incrédulos y absortos en sus televisores-…
Me invadió y el delirio despertó
en cuanto mi espejo perdió de vista
su infinita figura
y mi
sangre coaguló
hasta inerte,
mezclarme con el humo opiáceo
y diluirme en el insomnio…
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