2010
10 13
Saber
esperar con templanza
aunque
las rosas se marchiten,
aunque
la tinta impresa
se
decolore y se deje de entender…
Saber
esperar en el resguardo
de
una calma que no llegará
hasta
dentro de meses,
pero
que llegará. Y en el camino
aprender
esas cosas que ni el más
hermoso
de los atardeceres enseña.
Aprender
incluso, a escupir a la cara
si
es preciso.
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