2010
08 17
No
sé hasta que punto te pertenezco.
Al
regalarme el deber de acariciarte
después
de tanto tiempo apartados
en
laberintos holocaustitos y tétricos;
retomo
la conciencia y el sentido,
desaprendiendo
el laberinto
mientras
me acomodo en los recovecos
que
deja tu extensa geografía.
Es
ahí donde retomo la cordura,
es
ahí donde me siento más vivo,
es
ahí donde noto como se contrae
setenta
y siete veces por minuto
un
órgano que en otros parajes
no
siento, no siente… no existe siquiera.
Es
aquí, en ti, a quién pertenezco.
Donde
mis deberes ejerzo
con
sutil locura,
con
bendito esfuerzo,
con
pasión saturada…
Es
en ti, donde la obligación
se
merece un verso…
No hay comentarios:
Publicar un comentario