2014 11 01
No quiero saber nada…
El inicio le pusiste tú
en una meseta vacía y apagada…
Un despiste sirvió de taquicardia
para teñir una mañana de caza
en un festival de fuegos artificiales…
y así, cálidamente,
disfrutar del descanso inmerecido
de un abrazo eterno…
Aún recuerdo su olor a jazmín,
del sol apretando nuestros cuerpos,
esa canción de fondo
que hizo palidecer los cuerpos…
Ahora es necesario hervir a fuego lento,
sacar la sangre, separar el nervio
para que le lado izquierdo
vuelva a palpitar serenamente
y el poeta pueda escribir
sin
bozal…
mientras vamos disfrutando,
abrazando los acontecimientos…
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